Un profesor académico tomó la decisión de revertir su transición y cuenta cómo abrazó su nueva identidad en Cristo.
Después de pasar por una transición de género y vivir como mujer durante años, un profesor académico tomó la decisión de revertir su transición y abrazar una nueva identidad: la de un hombre transformado por la fe en Cristo.
En 2015, a la edad de 33 años, Jonathan Gass comenzó su transición de género, adoptando el nombre de Andrea y buscando alinear su identidad de género con lo que describió como su «verdadero yo». Durante años, se sometió a tratamientos hormonales, cirugías y cambios legales, creyendo que la transición le traería la felicidad que buscaba.
«Sentí que finalmente me estaba convirtiendo en quien estaba destinado a ser», dijo Jonathan, explicando que en ese momento también estaba involucrado como activista transgénero. Apoyó a otros en sus transiciones y defendió sus «derechos» a cambiar de género.
Sin embargo, una experiencia inesperada comenzó a sembrar dudas sobre sus creencias. Cuando le pidieron que hablara con adolescentes sobre temas de identidad de género, Jonathan se sintió incómodo.
«Eran demasiado jóvenes para tomar decisiones tan importantes, como lo había hecho yo. Esto me llevó a cuestionar por primera vez lo que creía».
La búsqueda de respuestas
Incluso ante estas dudas, Jonathan se sentía insatisfecho. A pesar de los cambios físicos y legales, nunca logró alcanzar la plenitud que esperaba. «Había características que no se podían cambiar ni ocultar, y eso me frustraba profundamente», dijo.
En busca de respuestas, Jonathan se sumergió en varias tradiciones espirituales, desde la meditación hasta las prácticas orientales vinculadas a la reencarnación. Sin embargo, fue a través de un amigo cristiano que tuvo un encuentro inesperado con el Evangelio de Mateo, un texto que, según él, «me abrió los ojos a la sabiduría y a la bondad de Jesús».
Este mismo amigo lo invitó a asistir a la Trinity Bible Church en Phoenix (EE.UU.), donde Jonathan encontró un ambiente acogedor y una comunidad dispuesta a escucharlo.
«Pensé que los cristianos serían los más críticos con mi identidad, pero lo que encontré fue amor y comprensión».
Detransición y nueva identidad
Con el tiempo, Jonathan decidió abandonar su identidad femenina y retomar su identidad de nacimiento: «Dejar atrás a Andrea fue liberador. Descubrí que lo que realmente necesitaba no era una nueva identidad, sino un nuevo nacimiento en Cristo».
Hoy, Jonathan es un defensor de quienes, como él, han decidido revertir sus transiciones de género. Comparte con franqueza los desafíos y arrepentimientos que enfrentó, incluido el impacto emocional y físico de la transición y las dificultades de apoyar filosofías que, según él, «no producen la transformación que prometen».
Jonathan cree que su experiencia puede servir de advertencia y, al mismo tiempo, de fuente de esperanza. «Mi mayor logro fue darme cuenta de que Dios me ama exactamente como soy. No hay cirugía o transformación externa que pueda reemplazar el poder del amor de Cristo».
Una vida renovada
Actualmente, Jonathan continúa su trabajo académico como director de programas de posgrado en línea en la Facultad de Derecho Sandra Day O’Connor de la Universidad Estatal de Arizona y como miembro activo de la Iglesia Bíblica Trinity. También tiene la intención de dedicarse a apoyar a otras personas que enfrentan preguntas sobre su identidad y espiritualidad.
Mis más sinceras felicitaciones, sigue adelante, y q seas de ejemplo p otros miles de parsonas q están en la misma, búsqueda bendiciones🙏 desde Colombia 🇨🇴 con amor❤️