Criado en un hogar católico, Ratto relata que desde muy joven sintió un profundo deseo de servir a Dios. Ese anhelo lo llevó a ingresar al seminario, donde dedicó años a estudiar teología, liturgia y vida sacerdotal, hasta ser ordenado sacerdote.
Durante años, sirvió con entrega y convicción, predicando sobre el amor de Dios y guiando a otros en la fe. Sin embargo, detrás de esa entrega existía un vacío interior que nadie percibía. “Predicaba sobre Su amor, pero no lo sentía tan cerca. Sabía muchas cosas sobre Él, pero no podía decir que lo conocía personalmente”, confesó.
Ese silencio interior terminó el día en que, en medio del cansancio y las dudas, experimentó un encuentro personal con Cristo. “No fue dentro de un templo, sino en el lugar más sencillo: mi propia rendición.
Dejar de ser católico.
Bajo ese deseo el sacerdote renuncio a su labor en la parroquia donde servia. “Entendí que no se trata de títulos ni funciones, sino de una relación viva con el Dios que transforma”, expresó.
Hoy, Paulo Ratto continúa su servicio espiritual, pero desde una nueva perspectiva: es pastor evangélico. “Ya no hablo desde la teoría, sino desde la experiencia. Porque cuando conoces Su amor, ya nada vuelve a ser igual”, afirmó.
Con su historia, Ratto invita a tener una fe viva : “Si Él lo hizo conmigo… también puede hacerlo contigo”.

