El régimen islámico de Irán ha intensificado su persecución contra los cristianos, condenando a Morteza “Calvin” Sassi a nueve años de prisión tras su conversión a Jesús y la divulgación del Evangelio en redes sociales.
Sassi, originario de Varamin, compartía estudios bíblicos y enseñanzas teológicas de forma pública. En junio de 2024, la policía iraní realizó una redada para capturar a varios creyentes recién convertidos, entre ellos Calvin. Fue detenido en su trabajo y su casa allanada: las autoridades confiscaron sus libros cristianos y varias Biblias.
Tras su arresto, Calvin fue encarcelado en la temida prisión de Evin, un centro conocido por la brutalidad ejercida contra los cristianos. Allí fue torturado y estuvo seis meses en confinamiento solitario antes de ser juzgado y sentenciado bajo los cargos de “propaganda contra el islam” e “insultos contra el Líder Supremo”, sólo por sus publicaciones y testimonios de fe.
De acuerdo con defensores de derechos humanos, el juez Ashkan Ramesh usó interpretaciones flexibles del código penal para silenciar a las minorías religiosas y castigar la actividad cristiana no autorizada.
Otros cristianos detenidos en la misma operación recibieron condenas similares, en medio de una ola represiva que se extiende sobre la incipiente iglesia evangélica en el país.
La misión Open Doors y organizaciones como Article 18 han solicitado oración y presión internacional por la liberación y protección de los cristianos iraníes. Destacan que los hermanos detenidos son objeto de violencia y confesiones forzadas, y piden: “Clame por justicia y por el fin de la violencia en la prisión de Evin. Ore por Morteza y por la acción del Espíritu Santo en el país”.
El caso de Calvin no es aislado. Cinco cristianos más fueron arrestados recientemente por participar en reuniones online con un pastor. En otra operación en septiembre, 54 creyentes fueron capturados bajo cargos falsos de espionaje, y la televisión estatal los exhibió como “traidores”, promoviendo discurso de odio contra la comunidad evangélica.
El gobierno iraní prohíbe las iglesias, el evangelismo y la posesión de Biblias, castigando especialmente a quienes dejan el islam para seguir a Cristo —un acto prohibido bajo la ley Sharia.
A pesar de la persecución extrema, los informes de Article 18 confirman que la iglesia secreta sigue creciendo en Irán, alimentando una ola de esperanza clandestina.
Irán ocupa el noveno lugar en la Lista Mundial de la Persecución 2025 de Open Doors, reflejando la gravedad de la situación para los creyentes locales. El llamado es a interceder y apoyar a quienes, como Calvin, arriesgan su libertad y su vida por testificar públicamente su fe en Cristo.

