En los últimos días, surgió una amplia discusión en redes sociales a raíz de un tuit publicado por el pastor Miguel Núñez. La frase, que buscaba generar reflexión, provocó interpretaciones diversas, reacciones intensas y un debate doctrinal que aún continúa.
El tuit decía:
Quizás te sorprenda esto que vas a leer: Cristo no murió para salvarte (espera hasta el final). Cristo murió para hacerte santo ( Rom 8:28-29). Ahora para hacerte santo tenía que salvarte primero. La salvación es el inicio… la santificación es el resto de la historia.
¿Qué quiso comunicar el autor?
En mensajes posteriores, el pastor aclaró que la salvación es el inicio de la vida cristiana, mientras que la santificación es la meta final del creyente. Según esa línea de pensamiento, Cristo tuvo que salvar primero para luego santificar.
Sin embargo, la forma en que fue expresada la frase produjo distintas lecturas, especialmente porque comienza afirmando que Cristo “no murió para salvarte”.
Reacciones y posiciones encontradas
La publicación generó opiniones divididas dentro del mundo cristiano. Estas pueden agruparse en varias categorías que reflejan enfoques doctrinales distintos.
1. Reacciones de apoyo
Algunos creyentes, especialmente dentro del ámbito reformado, interpretaron positivamente el mensaje. Varios destacaron que la santificación es presentada en Romanos 8:29 como parte del propósito eterno de Dios: ser conformados a la imagen de su Hijo.
Quienes apoyaron la frase afirmaron que el énfasis es correcto siempre que se entienda dentro del marco más amplio de la obra redentora de Cristo.
2. Críticas
Otros cristianos consideraron la frase problemática, no tanto por su contenido teológico, sino por su formulación. Señalaron que un mensaje de ese tipo podría resultar confuso para quienes no distinguen claramente entre justificación y santificación.
Este sector sostuvo que la Escritura presenta la salvación como el propósito fundamental de la muerte de Cristo, y la santificación como su consecuencia posterior.
3. Reacciones de rechazo frontal
Entre algunos sectores , la frase fue interpretada como una negación implícita de la doctrina central de la salvación. Comentarios en redes sociales expresaron preocupación ante lo que percibían como un mensaje que altera el orden bíblico: primero salvación, luego transformación.
Desde esta perspectiva, la afirmación inicial fue vista como innecesariamente provocadora y poco prudente para un medio como las redes sociales.
Algunos líderes ofrecieron evaluaciones más equilibradas. Reconocieron que la santificación es un propósito bíblico, pero señalaron que no debe comunicarse de manera que opaque la centralidad de la obra redentora.
Estos comentarios insistieron en que salvación y santificación no deben concebirse como conceptos opuestos, sino como partes inseparables de la misma obra de gracia.

