
Los cristianos se enfrentan a arrestos, secuestros, ataques y discriminación en países donde la fe es vista como una amenaza.
La persecución de los cristianos continúa siendo intensa en todo el mundo. En países donde el cristianismo se considera una amenaza para el régimen o una afrenta a la religión oficial, seguir la fe en Jesús puede costar libertad, posesiones e incluso la vida.
Detenciones arbitrarias, desapariciones, destrucción de propiedad y ataques a comunidades enteras son sólo algunas de las formas de represión que los cristianos enfrentan diariamente.
La última encuesta de la Lista Mundial de Vigilancia (WWL), que analiza datos entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, revela un escenario alarmante de violencia y opresión. En muchos casos los datos se subestiman debido a la dificultad de acceder a la información y a la necesidad de proteger a las víctimas y a las fuentes en países extremadamente cerrados al evangelio.
Prisiones y campos de trabajos forzados
En muchos países, ser cristiano significa correr el riesgo de ser arrestado sin juicio o enviado a campos de trabajos forzados.
En la India, donde la conversión al cristianismo a menudo se considera un delito, los pastores son acusados falsamente de pagar a la gente para que abandone otras religiones.
En Corea del Norte, seguir a Jesús puede resultar en décadas de trabajo esclavo en campos de reeducación, mientras que en Eritrea, cualquier reunión cristiana fuera de las iglesias controladas por el gobierno puede llevar a sentencias de prisión indefinidas.
En 2024, 3.604 cristianos fueron detenidos sin juicio y 1.140 cristianos fueron condenados a prisión, campos de trabajo u hospitales psiquiátricos.
Desapariciones y secuestros
Otra estrategia de represión utilizada por los gobiernos y grupos extremistas es la desaparición forzada de cristianos, especialmente de líderes religiosos. Sin explicación, pastores y misioneros desaparecen, dejando comunidades enteras sin liderazgo ni apoyo.
En Colombia y el Congo, los secuestros se utilizan a menudo con fines de extorsión, violencia sexual o simplemente para sembrar el miedo entre los cristianos.
En 2024 se registraron 3.775 casos de secuestros y desapariciones de cristianos.
Ataques a iglesias y propiedades cristianas
Los hospitales, escuelas y orfanatos administrados por la Iglesia son constantemente atacados en países donde hay una severa persecución.
Los extremistas religiosos e incluso las autoridades promueven incendios, atentados y saqueos, con el objetivo de debilitar la presencia cristiana en la sociedad.
En 2024, 7.679 propiedades de cristianos fueron atacadas.
Destrucción de medios de vida
Los cristianos perseguidos también sufren económicamente. Se destruyen pequeños negocios, plantaciones y tiendas propiedad de cristianos para obligarlos a abandonar su fe.
La presión económica es una herramienta cruel utilizada para debilitar a las comunidades y hacerlas dependientes de regímenes opresivos.
En 2024, 8.284 empresas propiedad de cristianos fueron atacadas.
Discriminación y difamación
Además de la violencia física, los cristianos son constantemente objeto de humillación pública, difamación y discriminación. En las escuelas y universidades, los jóvenes cristianos enfrentan insultos y acoso por su fe.
En los medios de comunicación y en las redes sociales se utilizan acusaciones falsas para desacreditar a los cristianos y difundir el odio contra ellos.
En 2024 se registraron 54.780 casos de discriminación contra cristianos.
Países en el radar de la violencia
Nigeria: el país más peligroso para los cristianos
Nigeria encabeza la clasificación como la nación más violenta para los cristianos. Grupos yihadistas como Boko Haram, ISWAP y extremistas fulani llevan a cabo masacres contra comunidades cristianas, matando a líderes religiosos, quemando iglesias y utilizando la violencia sexual para destruir familias. Miles de cristianos se ven obligados a huir, dejándolo todo atrás.
En 2024, 3.100 cristianos fueron asesinados en Nigeria.
Ruanda: el país que cerró 4.000 iglesias
Ruanda ha sido uno de los países más estrictos contra las iglesias cristianas. Con el pretexto de evitar más conflictos internos, el gobierno impuso estrictas normas burocráticas que resultaron en el cierre de más de 4.000 iglesias.
Otros países que siguen este modelo son China, India, Nicaragua, México y Sudán. Los líderes religiosos se enfrentan a estrictas inspecciones y requisitos educativos para continuar con su ministerio.