
Un nuevo tiempo de oración se presento esta semana, en el despacho Oval. Un buen numero de lideres evangélicos, oraron por el presidente Trump y los Estados Unidos.
Paula White-Cain, asesora principal de la Oficina de Fe de la Casa Blanca, estuvo en la organización de ese tiempo de oración, donde se hicieron presentes, el reverendo Samuel Rodríguez de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano, el pastor Robert Jeffress de la Primera Iglesia Bautista de Dallas, el pastor Travis Johnson de la Iglesia Pathway con múltiples campus en Alabama, David Barton de WallBuilders, el ex candidato presidencial y activista social conservador de larga data Gary Bauer y William Wolfe, el director ejecutivo del Centro de Liderazgo Bautista.
La oración manifestó lo siguiente «Con gratitud y humildad, oramos por el presidente Trump. Tú lo designaste, lo ungiste para un momento como este. Te pedimos que lo cubras con la sangre de Jesús, dándole poder para impulsar una agenda de rectitud y justicia, verdad y amor»
«Protégelo de todo mal mientras cimienta nuestra nación con el muro de protección de nuestro sistema de valores judeocristianos. Cumple tu propósito en su vida», añadió Rodríguez, pastor principal de la New Season en California.
Y como resultado, oramos con fe para que, mediante su liderazgo, se cumpla en Estados Unidos lo siguiente: Isaías 58:8: La salvación vendrá como el alba. Las heridas sanarán pronto. La piedad nos guiará hacia adelante, mientras la gloria de Dios nos protegerá. En el nombre de Jesús, amén.
Las funciones de la Oficina de Fe de la Casa Blanca incluyen consultar y buscar información «de expertos y diversos líderes religiosos y comunitarios identificados por la Oficina de Fe de la Casa Blanca y otros componentes de la [Oficina Ejecutiva del Presidente], incluidos aquellos de fuera del Gobierno Federal y aquellos de los gobiernos estatales, locales y tribales».
Otra responsabilidad implica hacer «recomendaciones al Presidente, a través del Asistente del Presidente para Política Nacional, sobre cambios en políticas, programas y prácticas, y aspectos de la agenda política de la Administración [de Trump], que afecten la capacidad de las entidades religiosas, las organizaciones comunitarias y los lugares de culto para servir a las familias y las comunidades».