Autoridades locales en el noreste de Siria han ordenado el cierre de 14 escuelas cristianas privadas, la mayoría de las cuales operaban dentro de iglesias, provocando alarma y preocupación entre la comunidad cristiana local.
El motivo oficial del cierre es la negativa de las escuelas a adoptar el nuevo currículo escolar impuesto por la administración autónoma kurda en la región, que incluye 21 libros con una visión revisada de la historia local, algo que ha sido percibido como una distorsión por muchos habitantes.
A diferencia de las polémicas en el resto de Siria sobre currículos que añadían elementos islamistas, no hay información pública detallada que describa el contenido específico del currículo impuesto por las FDS. El principal foco de la controversia se centró en su falta de reconocimiento legal y el impacto negativo en la educación de los estudiantes
Un portavoz de una de las escuelas afectadas defendió la resistencia al programa: “Este colegio es más antiguo que cualquier gobierno o autoridad actual, y nos negamos a aceptar un currículo no reconocido por las universidades de Siria”.
Tal disputa curricular no solo pone en riesgo el patrimonio educativo y cultural de los cristianos sirios, sino que deja fuera de la escuela a miles de alumnos, muchos de los cuales verán interrumpida su formación y enfrentarán obstáculos para el acceso a estudios universitarios nacionales.
Solo en una de las escuelas cerradas, 350 estudiantes cristianos han quedado sin clases y numerosas familias se ven obligadas a mudarse de ciudad en busca de una mejor educación para sus hijos. Las cifras reales de niños y adolescentes afectados pueden alcanzar varias decenas de miles.
Esta crisis es resultado de la autonomía kurda establecida en el noreste sirio desde 2012, una zona multiétnica y multiconfesional bajo control predominantemente kurdo, donde se mantienen tensiones entre las autoridades locales y las comunidades cristianas en torno a currículos, idioma y libertad educativa.
El impacto sobre la comunidad cristiana es profundo, ya que las escuelas de iglesia han sido una base histórica para la preservación de la fe, cultura e identidad dentro de una región marcada por persecución, desplazamiento, violencia y restricciones progresivas desde el inicio de la guerra en Siria.
Según Puertas Abiertas , muchas familias cristianas ya están tramitando documentos para emigrar y garantizar la educación de sus hijos, lo que podría acelerar aún más el éxodo cristiano y la “hemorragia” educativa en un contexto ya debilitado por años de conflicto armado y crisis económica.
La organización pide oración para que los alumnos afectados puedan retomar sus estudios, por una solución pacífica e inclusiva entre todas las partes involucradas, y por sabiduría y paciencia para familias y líderes comunitarios enfrentando esta incertidumbre.
El cierre de escuelas cristianas es también un recordatorio de la frágil situación de los cristianos en Siria y en Oriente Medio, donde la libertad religiosa y educativa está constantemente bajo amenaza de legislaciones, políticas identitarias y presiones tanto estatales como no estatales.

