El funeral de una joven de 19 años, asesinada en el atentado perpetrado en junio contra la iglesia de Mar Elias en Damasco, se ha transformado en un poderoso símbolo de la supuesta “limpieza etnorreligiosa” que afecta a la población cristiana autóctona de Siria.
Así lo denunció el periodista de investigación sueco Nuri Kino durante una audiencia virtual de la Comisión de Estados Unidos sobre Libertad Religiosa Internacional (USCIRF), donde instó a Washington a garantizar la protección de las minorías religiosas en medio de la transición política del país.
Kino, fundador de la organización A Demand for Action, relató la dimensión humana de la tragedia al recordar el entierro de Maryana, una adolescente también asesinada en el mismo ataque, ocurrido el 22 de junio durante un servicio dominical. “Su madre le tomó la mano a través de la ventanilla del ataúd mientras las campanas repicaban”, dijo. “Ese entierro se convirtió en un símbolo de algo mucho mayor”.
Al menos dos docenas de personas murieron cuando un atacante abrió fuego dentro del templo y luego detonó un chaleco explosivo, en lo que se considera el ataque más letal contra cristianos sirios desde 1860.
Según Kino, estos hechos evidencian un patrón de violencia persistente contra una comunidad que antes de 2011 representaba el 10% de la población y que hoy se estima entre 300.000 y 540.000 fieles.
Durante la audiencia titulada “Libertad religiosa en la transición post-Assad en Siria”, Kino criticó el silencio internacional ante la persecución de cristianos tras la caída del régimen de Bashar al-Assad y el ascenso al poder del presidente Ahmed al-Sharaa, respaldado por la administración Trump.
El periodista pidió condicionar la ayuda estadounidense a garantías verificables de libertad religiosa y protección de templos, así como nombrar un enviado especial para Siria. “Si el mundo permite que esta comunidad desaparezca, Siria perderá una parte de su alma”, advirtió.

