
Los primeros 100 días del presidente Donald Trump en el cargo han estado marcados por cambios radicales y el cumplimiento de promesas de campaña, como detener la ola de inmigración ilegal, reducir el gasto público innecesario y promulgar leyes que protejan a las mujeres y las niñas en los deportes.
Y a medida que avanza su segundo mandato, Trump no ha andado con rodeos en lo que respecta a la fe, tomando medidas para demostrar que esta administración honrará al Señor.
Desde la apertura de su primera reunión de gabinete con una oración, hasta la emisión de una audaz declaración de Pascua llena de fe, la celebración de un servicio religioso para el personal de la Casa Blanca durante la Semana Santa y el establecimiento de la Oficina de Fe de la Casa Blanca más cerca del Ala Oeste, el presidente ha mostrado su fe como un «faro en la colina».
De manera similar, la Casa Blanca marcó la próxima conclusión de sus primeros 100 días en el cargo invitando a casi 100 líderes religiosos al recinto para orar y adorar a Jesús.
La oficina de fe de la Casa Blanca se remonta a principios de la década del 2000, bajo la presidencia de George W. Bush. Inicialmente, la oficina se dedicaba a dirigir fondos a grupos religiosos que prestaban servicios en todo el país.
Sin embargo, Trump ha promovido el cargo a una posición prominente, enfatizando el apoyo de la Casa Blanca a la libertad religiosa para todos.
«Esta es una realidad diferente», declaró el reverendo Samuel Rodríguez, presidente de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano, al New York Times . «Viene con un acceso sin precedentes y un compromiso inigualable con la afirmación de nuestro sistema de valores judeocristianos».