Nichol Collins, ex-traficante y ex-homosexual de Los Ángeles, ha dado un testimonio impactante sobre cómo su vida fue completamente transformada por el poder de Cristo.
Durante dos décadas, Collins estuvo involucrada en el crimen organizado y vivió bajo la identidad masculina “Esco”, autodeclarada lesbiana y trans. El punto de inflexión llegó , cuando sobrevivió ilesa a un violento ataque con un martillo.
“Dios usó eso para darme sentido. ¡Toda la gloria a Él!”, declaró Collins sobre ese momento clave para su conversión al cristianismo.
Tras el incidente, Collins inició un proceso de siete meses para dejar atrás la identidad trans y volver a su identidad biológica femenina. “Me sentía torpe, pero al someterme a Dios, Él me embelleció con la salvación”, relató.
La fuerza para romper con el crimen y la identidad transgénero, según Collins, solo fue posible a través de su encuentro con Cristo: “Sin Cristo, yo no tendría fuerzas para cambiar. Él operó de dentro hacia fuera”.
Collins defiende que las iglesias deben acoger a personas con historias LGBT, pero enfatiza que la verdadera transformación viene de Dios: “Dios las cambia de dentro hacia fuera. Mi ministerio lo prueba”.
Para ella, la conversión fue el pilar para romper con el crimen y la identidad trans, considerados por la teología cristiana histórica como pecados, al igual que el adulterio o la fornicación.
El testimonio de Collins ilustra el poder del Evangelio para restaurar vidas y romper cadenas de pecado, independientemente del trasfondo. La Biblia enseña que la salvación y la transformación son obra de la gracia de Dios.