A pesar de negarse a mostrar las actas de votación que aparentemente confirman la victoria de Edmundo González, Nicolás Maduro asumió el cargo de presidente de Venezuela para el período 2025-2031 en una ceremonia ante la Asamblea Nacional.
Su juramento atrajo la atención de la comunidad cristiana, especialmente por la falta de menciones a Dios y Jesucristo, y en su lugar, invocó a Guaicaipuro y Pedro Camejo, figuras veneradas en la santería y usadas por su fallecido predecesor, Hugo Chávez, en distintos rituales para mantenerse en el poder.
El acto, transmitido en vivo, se realizó ante autoridades y miembros de la sociedad civil, pero se notó la ausencia de representantes internacionales, evidenciando el rechazo hacia su gobierno, al que muchos consideran un golpe de Estado.
Los líderes presentes fueron en su mayoría de países aliados: Daniel Ortega de Nicaragua, Miguel Díaz-Canel de Cuba, Brahim Gali de la República Árabe Saharaui Democrática y Gaston Browne de Antigua y Barbuda. Otros países enviaron delegados especiales: Honduras, Serbia, China, India, Argelia y Rusia.
Maduro también juró lealtad a héroes nacionales como Simón Bolívar y la memoria de Hugo Chávez, además de jurar por su propia vida y nombrar a las “Tres Potencias” conocidas como el Negro Felipe, Guaicaipuro y María Lionza, personajes ampliamente conocidos por quienes practican tanto el esoterismo como la santería, de los cuales se puede ver ampliamente un pacto por parte del político hacia ellos con una especie de brazalete rojo en una de sus manos.
“Juro por Guaicaipuro y los pueblos indígenas, juro por Pedro Camejo y José Leonardo Chirinos, juro por Bolívar, por Sucre, por Manuela Sáenz, juro por la memoria eterna de nuestro amado comandante en jefe Hugo Chávez y juro por el histórico, noble y aguerrido pueblo de Venezuela ante esta Constitución”, dijo Maduro ante el diputado oficialista Jorge Rodríguez, presidente de la AN.
Otro punto que destaca es que, a pesar de no hacer referencia a Dios ni a Jesús, Maduro mencionó en su discurso la historia bíblica de David y Goliat. Utilizó esta narrativa como un símbolo para compararse a sí mismo con David, quien lucha contra los “Goliat” en el mundo político.