
El pastor brasileño, Augustus Nicodemus Lopes, conocido por su enfoque conservador, se ha opuesto a esta práctica, argumentando que el versículo que utilizan para sustentar el pastorado femenino de Gálatas 3:28 está relacionado con la justificación por la fe, no con el liderazgo eclesiástico.
Nicodemus advirtió que usar este versículo para justificar la ordenación femenina es “torcer la Biblia para ajustarla a agendas modernas”. La postura de Nicodemus recibió respaldo entre algunos seguidores, quienes elogiaron su defensa de la interpretación tradicional de las Escrituras.
También el pastor Rodrigo Mocellin también se pronunció contra la ordenación femenina, señalando que el feminismo ha influido en algunas iglesias y destacando que hasta 1850 no existían pastoras en ninguna denominación cristiana.
Mocellin asocia el cambio a movimientos históricos, como el feminismo, y critica la reinterpretación de pasajes claros sobre el liderazgo femenino, como 1 Timoteo 2:12.
Ambos líderes defienden la preservación de la interpretación tradicional de las Escrituras y alertan contra lo que consideran influencias externas que podrían distorsionar los valores bíblicos.
Este debate sobre la ordenación de pastoras se ha dado en los últimos años, ya que muchas iglesias se han ido a un corte liberal, argumentando que las mujeres también tienen los mismos derechos en el campo eclesial.
La Biblia enseña que Dios ha ordenado que solamente los hombres sirvan en posiciones de autoridad de enseñanza espiritual en la iglesia. Esto no es necesariamente porque son mejores maestros, o porque las mujeres son inferiores o menos inteligentes (tal no es el caso). Es simplemente la manera en que Dios designó la iglesia para que funcione. Los hombres deben ser ejemplo en el liderazgo espiritual, en sus vidas y a través de sus palabras. Las mujeres deben asumir un papel menos autoritario. Se las anima a enseñar a otras mujeres (Tito 2:3-5). La Biblia tampoco restringe a las mujeres de enseñar a los niños. La única actividad de la que están restringidas es de enseñar o tener autoridad espiritual sobre los hombres. Esto impide que las mujeres sirvan como pastoras de hombres. De ninguna manera esto las hace menos importantes, más bien les da un ministerio enfocado más de acuerdo con el talento dado por Dios.