El régimen comunista chino reprime el trabajo misionero y prohíbe formalmente las actividades religiosas no autorizadas.

El Partido Comunista Chino (PCCh) ha publicado nuevas regulaciones que prohíben a los misioneros extranjeros predicar, compartir su fe y establecer organizaciones religiosas a menos que primero obtengan la aprobación del gobierno. 

Las restricciones entrarán en vigor el 1 de mayo en China y, aunque no prohíben el cristianismo ni la actividad eclesiástica, sí limitan la actividad religiosa y la someten a un mayor escrutinio. 

Las autoridades exigirán ahora que todos los grupos religiosos se registren ante el estado y limiten sus actividades a lugares autorizados por el gobierno. Esto hará que la evangelización sea prácticamente imposible.

Estas nuevas regulaciones reflejan la campaña del partido bajo la presidencia de Xi Jinping para la «sinización de la religión», un término utilizado para hacer que los grupos religiosos se adhieran a los valores y la cultura socialistas chinos.

Es por esto que muchas iglesias domésticas independientes son allanadas y sus miembros son acusados ​​de trabajar contra el estado. 

A principios de este año, el gobierno chino publicó un informe en el que se jactaba del aumento de la persecución de grupos religiosos independientes en 2024, a los que el PCCh califica de grupos de «secta», según informa la CPI. 

«Las autoridades de seguridad pública de China intensificaron sus esfuerzos para desmantelar las organizaciones sectarias en 2024», informó el Global Times, un medio de comunicación estatal. «Han trabajado para frenar el crecimiento y la propagación de las organizaciones sectarias, mitigando las posibles amenazas a la seguridad política nacional y manteniendo la estabilidad social».

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