
Rafael Panarello terminó creyendo que nació mujer en un cuerpo de hombre. En su juventud, comenzó a identificarse como “Raika” y se sometió a una transición de género a través de un tratamiento hormonal e implantes de silicona.
“Pensé que era una mujer, que Dios se había equivocado. Pero el Señor no se equivoca; es el hombre quien distorsiona, quien deshace la obra perfecta del Señor”, dijo Rafael en Instagram.
Presentándose como mujer, ganó fama, participó en Miss Trans Brasil en 2013 y ganó el título de trans más bella del país.
Al año siguiente, Rafael viajó a Tailandia para participar en Miss Trans Universe y quedó en cuarto lugar.
En el concurso, el joven ganó un premio de cirugía de reasignación sexual en el país asiático. Sin embargo, tuvo una experiencia con Dios y decidió no someterse al procedimiento irreversible.
El trans continuó viviendo el estilo de vida homosexual y se prostituyó. Sin embargo, Rafael se sentía insatisfecho e incompleto.
Para el mundo, recibí aplausos, pero ante Dios, era inaceptable. Logré todo lo que cualquiera podría desear en el mundo, pero el vacío siempre persistió. En aquel entonces, aparecía en los titulares de los periódicos y la televisión. Sin embargo, el pecado aleja al hombre de Dios —dijo—.
«El mundo es atractivo, pero es ilusorio. La paz, el descanso y la alegría eterna solo existen en el Señor», reflexionó.
Crisis de identidad
Según él, varios factores influyeron en su disforia de género y en su decisión de realizar la transición.
La crisis de identidad, el abuso sexual y las falsas religiones me llevaron a la homosexualidad. En busca del éxito, me entregué a mis pasiones, pero nada de eso me satisfacía ya», comentó.
Hasta finales de 2019, el hombre trans estuvo en Europa trabajando en la prostitución y se dio cuenta del estado de miseria en el que se encontraba.
Acababa de estar con siete hombres, levanté las manos y dije: ‘¡Dios, si existes, sácame de aquí! No soporto sentirme usado como un objeto y luego ser desechado’, reveló.
Mi alma clamaba al Señor. Necesitaba que me sacara de esa vida. Fue el mismo Espíritu Santo quien me convenció de mis pecados y decidí negarme a mí mismo y vivir para Dios. dijo.
Durante la pandemia, Rafael regresó a Brasil, reconocio a Jesús y comenzó un cambio radical.
Estaba siendo influenciado por fuerzas malignas. El Señor me alcanzó con gran poder y manifestó su gracia. Jesús me liberó —testificó.