
El pasado viernes, el gobierno de la Ciudad de México, apoyado por la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República, intervino y desalojó el predio donde se encuentran el Seminario Teológico Anna Sanders y la iglesia “Jesucristo Luz a las Naciones”.
Ambas instituciones pertenecen a la denominación Asambleas de Dios y el hecho se realizó mientras aún estaban en curso varios juicios sobre la propiedad del terreno.
El predio abarca más de 10,000 metros cuadrados y tiene un importante valor histórico, ya que fue el primer embarcadero construido tras la conquista de Tenochtitlán, posteriormente convertido en convento y hospital. Fue en el siglo XX cuando se entregó en custodia a las Asambleas de Dios, quienes levantaron ahí un templo, la escuela adyacente y sus oficinas.
Las autoridades alegaron que la expropiación se justifica porque existen vestigios coloniales en estado de deterioro dentro del terreno, lo que permite al gobierno reclamar la propiedad y conferirle “utilidad pública”.
El desalojo fue llevado a cabo de forma sorpresiva y se sellaron los accesos al seminario y la iglesia sin notificación previa. No se registraron detenciones, pero todo el predio quedó asegurado bajo cargos del fuero federal.
Este predio también ha sido escenario de múltiples conflictos y vandalismo en los últimos años, sumado a que la mayoría de los templos religiosos en México son considerados patrimonio federal, lo que incrementa la vulnerabilidad de sus propietarios frente a decisiones gubernamentales.
Las Asambleas de Dios han iniciado ya una defensa jurídica para intentar revertir este proceso, al considerar que se actuó de manera violenta y sin esperar el fallo de los tribunales.
“La manera tan violenta de realizar el desalojo, además haciéndolo cuando los juicios están en proceso y no con sentencias; pero ante lo que estamos es propiamente una expropiación”, señalaron representantes de la iglesia.