Amnistía Internacional denuncia que los cristianos en Pakistán son obligados a trabajar en cloacas.

Amnistía Internacional ha puesto el foco sobre una gravísima realidad en Pakistán: los cristianos, que apenas representan un 2% de la población nacional, constituyen cerca del 80% de los trabajadores de saneamiento y basura en el país.

Esta desproporción es reflejo de una discriminación estructural basada en casta y religión que separa y degrada a las comunidades cristianas, quienes además enfrentan condiciones laborales peligrosas y trato indigno.

El informe “Cut Us Open and See That We Bleed Like Them” documenta que la mayoría de los trabajadores del saneamiento en Pakistán son cristianos o hindúes catalogados como “castas bajas”, y laboran en condiciones extremadamente precarias, a menudo sin equipos mínimos de protección ni reconocimiento de derechos básicos.

Prácticas discriminatorias profundamente arraigadas obligan a los cristianos a aceptar trabajos manuales degradantes —limpieza de cloacas, recogida de basura— y durante el proceso sufren estigmatización social, insultos, segregación y exclusión en espacios públicos.

Las mujeres del sector afrontan una triple discriminación: por género, por casta y por religión, experimentando brechas salariales y acoso en el entorno laboral. Un testimonio recogido enfatiza que “las cristianas limpian baños y lavan ropa, mientras que las musulmanas trabajan en la cocina”.

El sistema legal de Pakistán carece de una ley de protección antidiscriminatoria efectiva. La Constitución no menciona la casta como motivo prohibido de discriminación, y la legislación laboral sectorial es insuficiente, especialmente para los trabajadores temporales y sin contrato fijo.

Amnistía Internacional advierte también sobre el impacto devastador de las leyes de blasfemia, que incrementan la marginación, la persecución e incluso la violencia física contra los cristianos. Cualquier acusación puede desencadenar ataques masivos e impunidad.

El uso de términos peyorativos como “chuhra”, “jamadar” e “isai” para referirse a los cristianos es frecuente, y refuerza un círculo de exclusión, violencia y humillación social.

En muchos casos, anuncios de empleo para cargos de limpieza señalan explícitamente que buscan candidatos no musulmanes, perpetuando así la segregación ocupacional.

Son incontables los riesgos diarios para la vida: decenas de trabajadores han muerto en los últimos años al limpiar manualmente alcantarillas llenas de gases letales, todo ello bajo prácticas discriminatorias y ausencia de derechos.

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