El actor Denzel Washington, quien fue bautizado hace más de un mes en una iglesia de Nueva York, compartió en una entrevista con The New York Times cómo su fe está influyendo cada vez más en su vida.
Actualmente, Washington es más abierto con respecto a su fe en las entrevistas, ya que forma una parte importante de él en la que los medios y periodistas no escatiman en conocer durante sus conversaciones.
Asimismo, aclaró lo que le sigue después de haberse bautizado y conseguido una de las licencias para ser ministro.
“Me bauticé y ahora debo tomar cursos para obtener una licencia… No soy un ministro ordenado”, señaló.
Los medios internacionales han destacado que Denzel Washington tiene raíces en el evangelismo, ya que su padre fue predicador.
En su juventud, una mujer en la peluquería de su madre le dijo que viajaría por el mundo y hablaría ante millones de personas. Washington considera que, en parte, ha estado cumpliendo esta palabra a través de su carrera en el cine, pero ahora busca profundizar en su mensaje al enfocarse en su fe.
Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de dejar la actuación para dedicarse al ministerio, Washington, que tiene 70 años, dejó la respuesta abierta, indicando que no está seguro.
Su futuro parece estar una vez más en el escenario, ya que está preparándose para regresar a Broadway con “Othello”, en una producción dirigida por Kenny Leon y con Jake Gyllenhaal como su co-protagonista.
A pesar de la emoción de su carrera teatral, Washington también reflexionó sobre su experiencia reciente con los premios, en particular su no nominación al Oscar por “Gladiador II” (2024). En lugar de sentirse desanimado, expresó su felicidad por estar en el proceso de ensayo de “Othello”, demostrando que su enfoque en la vida ha cambiado, y los premios ya no son lo más importante para él.
El actor ha compartido que está aprendiendo a escuchar más en lugar de hablar y que esta transformación emocional lo entusiasma. Su mensaje personal y de fe se resume en la creencia de que debemos “creer en algo más grande que nosotros mismos”, lo que refleja su conexión más profunda con la fe y su deseo de inspirar a otros con la misma.