
El ego es uno de los mayores obstáculos que enfrentamos en nuestro caminar cristiano. A menudo nos lleva a creer que somos superiores a los demás, distanciándonos de la humildad y la verdad que enseña el Evangelio.
La palabra «ego» viene del latín, que significa simplemente «yo». Fue adoptado en filosofía y psicología para representar al “yo” en un sentido más profundo, especialmente en el contexto de las teorías del médico y psicoanalista austríaco Sigmund Freud.
Freud utilizó el término «yo» para referirse a la parte de la psique humana que se ocupa de la realidad, equilibrando los impulsos del «ello» (instintos) y las demandas del «superyó» (normas y moralidad).
En un sentido más común, el término “ego” se ha llegado a asociar con el orgullo o la autoimportancia, especialmente cuando se habla de alguien con un ego inflado o excesivo.
Cuando actuamos o pensamos que somos mejores que los demás, cuando nuestro “yo” se exalta, en verdad, estamos bajo el dominio del ego, que nos ciega a la realidad de la igualdad de todos ante Dios.
La Biblia nos advierte sobre los peligros de confiar en nuestra propia percepción de superioridad: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Esto significa que estamos en el mismo barco, necesitando la gracia de Dios en nuestras vidas.
La visión de que somos mejores que los demás, en base a nuestros propios méritos o en comparación con los demás, nos aleja de la verdadera humildad cristiana y de Jesús, el más humilde de todos.
La certeza de que estamos del lado de la verdad a menudo proviene de nuestro propio ego. Nos hace creer que nuestra visión es correcta y cualquier otra visión es inferior o errónea. Este sentimiento de tener siempre la razón, sin lugar para la corrección o la reflexión, es una de las formas más sutiles del orgullo.
Jesús enseñó en Mateo 7:3-5: “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” Aquí Jesús va al corazón del asunto al revelar la tendencia humana a señalar los defectos de los demás mientras ignoramos nuestros propios errores y limitaciones.
Cuando el ego toma el control, la verdad se distorsiona. El orgullo nos lleva a cometer errores, muchas veces sin darnos cuenta. El exceso de confianza en nuestro propio juicio nos impide ver los defectos de nuestros pensamientos y acciones. Esto puede dar lugar a actitudes dañinas tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás.
Mire lo que dijo Salomón, el rey más sabio que jamás vivió: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. (Proverbios 16:18). Confiar en nosotros mismos sin reconocer nuestra dependencia de Dios nos conduce a la destrucción espiritual.
Dios nos invita a la verdadera humildad, donde entendemos que no tenemos nada bueno en nosotros mismos. Dependemos completamente de Su gracia, y es a través de esta dependencia que somos capaces de percibir la verdad.
Santiago 4:6 nos recuerda: “Pero él da aún mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. La verdadera sabiduría proviene de un corazón humilde que busca la guía de Dios y reconoce nuestras limitaciones. El ego nos impide buscar esta sabiduría divina con sinceridad, provocando que cometamos errores y nos alejemos de la verdadera verdad que sólo Dios puede revelar.
La humildad, a diferencia del ego, nos acerca a la verdad; Si lo llevamos a la comprensión espiritual, Jesús es la verdad. Cuando nos colocamos en actitud de sumisión delante de Dios, Él es fiel en mostrarnos lo que es correcto y así nos acercamos a Cristo.
Debemos reflexionar sobre la actitud que adoptamos hacia los demás y hacia nosotros mismos. El ego nos ciega, pero la humildad nos acerca a la verdad de Dios.
Jesús, siendo el ejemplo perfecto de humildad, nos llamó a seguir su ejemplo. “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29). Al vivir en humildad, reconociendo nuestra total dependencia de Dios, podemos experimentar la verdadera sabiduría y discernir la verdad que Él nos ofrece.