
La Corte Suprema de Estados Unidos emitió este viernes un fallo histórico que permite a los padres retirar a sus hijos de clases en las que se utilicen libros con temática LGBT en escuelas públicas, si consideran que estos contenidos contradicen sus creencias religiosas. La decisión, adoptada por una mayoría de 6 a 3, afecta especialmente al sistema escolar del condado de Montgomery, en Maryland, pero sienta un precedente nacional.
El caso, conocido como Mahmoud v. Taylor, fue presentado por familias de diversas confesiones religiosas —incluyendo cristianos, musulmanes y ortodoxos— que se opusieron a la inclusión obligatoria de libros como “La boda del tío Bobby” y “Born Ready: The True Story of a Boy Named Penelope”, que abordan temas de matrimonio entre personas del mismo sexo y transexualidad, en el currículo de preescolar y primaria.
La disputa comenzó en 2022, cuando el distrito escolar de Montgomery incorporó estos títulos para reflejar la “diversidad familiar” y fomentar el respeto en el aula. Inicialmente, se permitía a los padres optar por excluir a sus hijos de estas clases, pero esa posibilidad fue eliminada en 2023, argumentando que generaba interrupciones y podía contribuir al “estigma” de estudiantes LGBT.
El fallo del tribunal, redactado por el juez Samuel Alito, sostiene que la decisión del distrito escolar de no notificar a los padres ni permitir exclusiones voluntarias “interfiere sustancialmente con el desarrollo religioso de sus hijos e impone una carga inconstitucional sobre el ejercicio religioso”.
Alito enfatizó: “Rechazamos esta visión escalofriante del poder del Estado para despojar a los padres del derecho fundamental de guiar el desarrollo religioso de sus hijos”.
La Corte ordenó que las escuelas informen previamente a las familias cuándo se utilizarán estos libros y les brinden la opción de que sus hijos no participen en esas clases. El tribunal reconoció el derecho de los padres a una medida cautelar mientras el litigio principal continúa, ampliando así la protección constitucional de la libertad religiosa en contextos educativos públicos.
La decisión fue celebrada por organizaciones defensoras de la libertad religiosa, como Becket Law, cuyos abogados representaron a los padres demandantes. “Los niños no deberían ser forzados a participar en conversaciones sobre drag queens, desfiles del orgullo o transiciones de género sin el permiso de sus padres”, declaró Eric Baxter, vicepresidente de Becket.
El presidente Donald Trump calificó el fallo como “una victoria monumental para los padres”, subrayando su promesa de devolver el “sentido común” al sistema educativo y frenar el adoctrinamiento progresista en las escuelas públicas. Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU también elogió la decisión, destacando la importancia del derecho de los padres a dirigir la educación de sus hijos.
Sin embargo, las juezas progresistas Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson votaron en contra, advirtiendo que la medida podría debilitar la educación común en una sociedad multicultural y abrir la puerta a más exclusiones por motivos religiosos.
Este fallo representa un avance en la defensa de la libertad de conciencia y el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones bíblicas. Los padres son responsables de la formación espiritual y moral de sus hijos (Deuteronomio 6:6-7), y la imposición estatal de contenidos contrarios a la fe constituye una violación de ese mandato.